Consumibles para impresoras

Consumibles para impresoras¿A qué nos referimos cuando decimos o escuchamos a alguien hablar sobre consumibles para impresoras? El uso del término «consumibles» es común cuando alguien quiere referirse a todo aquello que se gasta para el funcionamiento de otra cosa.

Para hacernos una idea podemos poner como ejemplo a los «consumibles de oficina»: clips, papeles, folders, lápices, etcétera.

Si cambiamos de escenario y hablamos de impresoras, tendríamos que enumerar los materiales que hacen posible su funcionamiento, desde limpiadores, papel, tóner o cartuchos de tinta y demás materiales.

Si está pensando en comprar una impresora no debe omitir algo esencial que muchas personas, en ocasiones, pasan por alto: tomar la decisión a partir del uso que le daremos, considerando, claro, varias posibilidades de impresión, además de las que ofrecen los modelos de uso doméstico.

Es importante saberlo, ya que si nos pusiéramos a analizar y comparáramos el precio de la nueva impresora con el de los consumibles durante su tiempo de uso, descubriremos que gastar más en la compra de los segundos es una posibilidad muy factible. Por eso no podemos comprar un modelo en particular ignorando sus ventajas, así como la capacidad y el tipo de consumibles para impresoras que ocupará.

Es lógico que el tipo de consumibles que ocuparemos, estará determinado por las posibilidades (y necesidades) de trabajo de la impresora. Para decirlo con un ejemplo claro: si la impresora que adquiriremos funciona mediante inyección de tinta, los consumibles para impresoras que debemos comprar son sus cartuchos de tinta.

El punto a favor de esta técnica de impresión es que los cartuchos de tinta suelen ser más baratos que los de tóner para impresoras láser, pero el punto en contra en que la compra de consumibles y el gasto de los mismos puede ser constante, dependiendo claro del modelo de impresora, y haciendo que a la larga el costo total de pertenencia del equipo sea aún más alto que en el caso de impresoras láser.

Supongamos que compramos un modelo determinado y que los consumibles que compramos son funcionales, pero no corresponden por completo con dicho modelo, ¿qué pasaría? Lidiaríamos constantemente con accidentes caseros, (nada grave, pero sí un poco engorroso, como los derrames de tinta) o con una calidad de impresión no correspondiente con la capacidad de impresión.

Estos pequeños accidentes pueden suceder también si ignoramos algún punto en específico del manual de uso o hacemos algo mal, por lo que es muy importante realizar el proceso de colocación de los consumibles de forma meticulosa, si es que no queremos gastar tinta o manchar los objetos que tenemos alrededor.

Sobre el rellenado:

Uno de las opciones más comunes al hablar sobre consumibles para impresoras es el rellenado y la adquisición de cartuchos. Muchas personas compran cartuchos que no son de una sola marca y que no han sido fabricados particularmente para el modelo de impresora que tienen.

La ventaja es que el gasto monetario es más bajo, pero si se utiliza el cartucho correspondiente tendríamos un rendimiento y una calidad de trabajo superior, sin mencionar que el uso de consumibles genéricos puede producir daños a los equipos e invalidar la garantía del fabricante en muchos casos.

Supongamos que un día tenemos la urgencia de entregar un trabajo escolar o documentación para algún trámite, convocatoria, etcétera. Entonces, a la mitad de ese apuro, la impresora se queda sin tinta. En este escenario, vamos con  el tiempo encima y posiblemente lo más práctico y funcional que podríamos hacer es rellenar el cartucho, lo cual puede ser no tan conveniente para nuestra calidad de impresión si no contamos con consumibles para impresoras apócrifos o piratas.

Para terminar de explicar cómo funcionan los cartuchos diremos que hoy en día muchas de las impresoras de inyección de tinta cuentan con un contenedor que a su vez tiene otros contenedores o secciones, donde se colocan las tintas que se ocuparán durante el proceso de impresión.

Es claro que la maquinaria tiene la capacidad de discriminar correctamente las dosis de tinta que deberá ocupar, lo que hace también que recargar los consumibles sea bastante sencillo. Si durante el uso, por ejemplo, se acaba alguno de los colores primarios, sólo debemos adquirir ese color y no los 4 cartuchos de colores cian, magenta, amarillo y negro, los cuales componen la impresión a todo color.

Otro de los tipos de impresoras de uso más común que pueden encontrarse en el mercado son aquellas que funcionan mediante el tóner. El tóner es uno de los consumibles más populares en el mercado y su funcionamiento es mucho más complejo que el de aquellos modelos que funcionan con cartuchos de tinta. Aquí, en lugar de pequeños contenedores con tinta líquida, se emplea polvo de los cuatro colores arriba mencionados (en cuatro cartuchos de tóner), el cual se adhiere a las hojas a través de energía eléctrica.

Es curioso saber que los primeros modelos de fotocopiadoras funcionaban de la misma forma. Sin embargo, gracias a la evolución tecnológica empezaron a tomar forma nuevos diseños, más avanzados y eficientes, entre los que podemos contar los ya mencionados cartuchos de tinta.

Las impresoras que requieren consumibles como el tóner operan de forma compleja. Podríamos decir que primero se forma una especie de «molde», donde aparece el modelo digital que debe imprimirse y el efecto de la energía eléctrica hace que el polvo/ color se distribuya y plasme conforme al texto.

En otro artículo de nuestro blog puede conocer este proceso más a fondo.

Si bien cuando ocupamos cartuchos y tenemos que reponer algún color que se acabó estamos frente a una tarea bastante sencilla, recargar el tóner es igual o todavía más simple, ya que sólo tendremos que adquirir una gama de color de tóner.

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