El uso de etiquetas para referencias de materiales, procesos y productos, es una de las mejores herramientas para la identificación de los productos con una gran variedad de tecnologías, pero cada una tiene sus pros y contras. Las más comunes son los códigos de barras y los tags RFID o de radiofrecuencia.
Una etiqueta de código de barras (lineal) está basada en líneas verticales con diferentes grosores y espaciados que representan una pequeña cadena de texto o numérica. Principalmente son de uso comercial, para la identificación de productos. Se popularizaron desde la década de los 60’s. Con el tiempo se ha desarrollado una gran variedad de estándares, los más comunes son las EAN13, el code 128, el code39, el EAN128, entre otros que son usados en función de lo que se pretende identificar, como productos de venta, para la logística o en inventarios, sólo por mencionar algunos.
Por otra parte, los tags RFID pueden ser una etiqueta, un llavero, una tarjeta, entre otros elementos. Se trata de un dispositivo que emite ondas de radio que son recogidas mediante antenas especiales. Hay de dos tipos: los activos que requieren de alimentación eléctrica con baterías y los pasivos, que no usan baterías. Aunque los primeros usos de este tipo de etiquetas iniciaron en la década de 1920, sus altos costos los hicieron una tecnología poco viable, pero en la actualidad son más económicos y muy comunes en ciertos artículos en tiendas y supermercados. Son ideales para la identificación cuando no es posible que la etiqueta y el lector tengan contacto físico o las distancias son muy amplias. Los activos continúan siendo los más caros, admiten una gran variedad de ciclos de reescritura, mientras que los pasivos contienen información estática.
Por último, cabe mencionar que las etiquetas con códigos de barras bidimensionales QR son de un uso más moderno, se trata de un código de barras cuya capacidad de almacenamiento de información es muy grande, que puede llegar a los 4,000 caracteres alfanuméricos; su uso es muy diverso, desde tarjetas de visita, texto libre, coordenadas geográficas, direcciones de correo electrónico, URLs o teléfonos. Pueden almacenar información fija, es decir que nunca cambiara sin importar cuantas veces sea leído, o bien, contener una URL personalizada para acceder a algún sitio de internet con información dinámica.
Funciones de los tipos de etiquetas
El etiquetado de artículos mediante códigos de barras ha demostrado ser muy efectivo para la venta y la logística de las empresas. Sin embargo, está excesivamente limitado en la capacidad de información que puede albergar, a pesar de que existe una gran variedad de formatos que han permitido ir ampliando la información y sus usos en una amplia variedad de campos. Por otra parte, los costos relacionados con los soportes de impresión y los propios medios de impresión, las convierten en una de las alternativas más baratas en la actualidad.
Por su parte, la tecnología RFID se comienza a utilizar cada vez más en la actualidad, a pesar de que los precios de este tipo de sistema son mayores que los de un sistema de código de barras impreso, ya que requieren de una mayor inversión en los medios de lectura, como las antenas.
Este tipo de tecnología pretende la lectura masiva y muchas veces no requiere de asistencia por los usuarios, lo que implica obtener una fiabilidad muy alta en las lecturas, sin embargo, la implementación es difícil en determinadas aplicaciones, como en las que se encuentran en ambientes con muchos metales (como grandes racks) o con contenedores con líquidos (como tambos con agua). En cualquier caso, su gran ventaja es la inmediatez de las lecturas, así como la lectura omnidireccional y masiva, lo que favorece las tareas de la lectura de la etiqueta en ciertas situaciones, como al realizar inventarios precisos y detallados de productos en el piso de venta de una tienda sin tener que recorrerla.
Por último, las etiquetas con códigos QR también tienen sus ventajas e inconvenientes, son un uso muy habitual en la identificación para los productos finales, ya sea para referencias de productos, por lotes o por una identificación única e inequívoca. Para su lectura no se requiere equipos ni lectores muy especiales, puesto que pueden ser leídos incluso con la cámara de un teléfono inteligente para acceder en línea a toda la información referente a los productos.
Entre la información que puede contener este tipo de etiqueta se encuentran las ofertas, la disponibilidad de los productos, la garantía, la fecha de publicación, la fecha de caducidad, las características técnicas, entre otras.
Estos tres tipos de tecnologías que se pueden aplicar en una etiqueta pueden ser complementarias, es decir que no es necesario utilizar sólo una, puesto que unas están orientadas más a los productos finales y de cara hacia los clientes, mientas que otras tienen un mejor uso dentro de los ciclos de fabricación, en los almacenes y en la logística de las empresas.
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