La mercadotecnia es el conjunto de técnicas y estrategias puestas en acción que pretenden aumentar las ventas de una empresa, dar a conocer la marca, establecer contacto con los clientes o informar un mensaje en específico. Debido a la competencia global presente de las empresas, la mercadotecnia tiene un trabajo sumamente difícil, al necesitar estarse actualizando con constancia y empeño, y al buscar siempre nuevas formas de innovar para atrapar la atención de las personas. Por ello no es nada sorprendente que los códigos de barras que aparecen en los empaques de los productos hayan sido modificados para un propósito mercadológico.
Para poder analizar correctamente la función que estos códigos llevan a cabo dentro de la ciencia y arte de la mercadotecnia, debemos tener bien claros tres conceptos: los mismos códigos en sí, el “packaging” como importante herramienta de venta y las estrategias “outside of the box”.
Los códigos de barras nacieron como una solución para identificar productos de manera inmediata y eficiente. No están limitados a las últimas líneas del canal de venta sino que para facilitar también su logística a través de los demás puntos del canal, son frecuentemente necesitados. Las líneas, espacios entre ellas y números que contienen, en realidad están fungiendo como una síntesis de información más detallada que sirve para discriminar los productos y llevar una mejor administración de la mercancía.
Por supuesto, para leer tales códigos es necesario tener un lector especializado. Antes, el escáner óptico era restringido en su uso prácticamente solo a tiendas y empresas, pero ahora realmente se pueden leer códigos a través de ciertos smartphones y sus respectivas aplicaciones.
Por otro lado, la parte del packaging, como importante herramienta de venta, es el grupo de inventivas y metodologías que implica el diseño, producción y aplicación de los empaques de los productos. Es un concepto muy interesante y significativo dentro de las ventas, puesto que puede llegar a incrementarlas o disminuirlas de manera sorprendente. Debido a que los seres humanos buscamos la belleza y originalidad de manera regular, los empaques bonitos, diferentes, o incluso locos y extremos pueden llegar a hacer la diferencia entre las entradas de dinero por un producto u otro.
Es tan importante, que incluso existen campañas de mercadotecnia exclusivamente para este concepto, estudios previos y toda una fiesta realizada alrededor de él. El empaque puede llegar a ser el filtro que los consumidores necesitan para decidir si comprar o no, y también de alguna manera, se ha convertido en una de las características que las personas buscan, además de precio, utilidad y calidad.
Es por ello que tanto el material como los colores, las formas, la tipografía, los logos y demás aditamentos son pensados cuidadosamente. Los códigos de barra, antes aburridos y monótonos desde hace (relativamente) poco tiempo se han tomado en cuenta dentro de estas campañas de diseño para atraer y enamorar a los clientes actuales y potenciales.
Por último, las estategias outside of the box, o pensar fuera del cuadro, como su nombre lo indica, incitan a los mercadólogos, diseñadores, administradores, jefes y emprendedores, a utilizar y aplicar innovadoras prácticas para vender. Éstas incluyen todos los medios, desde los tradicionales como la televisión, la radio, el periódico y revistas, panfletos y espectaculares hasta los nuevos medios, tales como redes sociales, blogs, aplicaciones en teléfonos inteligentes, puntos de venta fijos y móviles, botargas, e incluso mensajes aéreos. Todo lo que se te pueda ocurrir como una forma nueva de promoción y venta.
¿De qué manera llegan a converger estos tres elementos para dar paso a una estrategia más de mercadotecnia funcional y atractiva?
Muy fácil: outside of the box significa sorprender a las personas, pensar en aquellas cosas que los invitan a utilizar su imaginación, sus sentidos, su capacidad de análisis y/o reflexión, incluso divertirlos o entretenerlos. El packaging busca constantemente una manera de presentar un producto de manera que la persona prospectada, piense que es una buena idea adquirirlo por su diseño especial y su aparente (y real) calidad.
Los códigos de barras, aunque anteriormente sólo cumplían con la tarea funcional de proveer información para agilizar procesos de administración, almacenado y transportación, ahora también cumplen con el concepto outside of the box en el packaging. ¿Por qué? Porque los compradores no esperan un diseño diferente de código y cuando lo ven en el empaque, les atrae, les gusta, y puede propiciar a un efecto positivo en su mente y en su decisión.
Puedes encontrar varios ejemplos de esta novedad en internet. El secreto es mantener tanto el diseño atractivo y hasta juguetón, de la misma manera que la función de proveer información en letras, símbolos y formas. Un buen ejemplo de esto son los códigos de barras de algunas botellas de Coca-Cola, los cuales ya no son rectangulares, como dictaba el estándar, sino que tienen la conocida forma curvilínea de la botella, patentada por la refresquera.
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